Blog

La expulsión de lo distinto y la necesidad de la diversidad

 

“Los tiempos donde existía el otro se han ido. El otro como misterio, el otro como seducción, el otro como eros, el otro como deseo, el otro como infierno, el otro como dolor va desapareciendo. Hoy la negatividad del otro deja paso a la positividad de lo igual. La proliferación de lo igual es lo que constituye las alteraciones patológicas de las que está aquejado el cuerpo social. Lo que enferma no es la retirada ni la prohibición, sino el exceso de comunicación y de consumo; no es la represión ni la negación, sino la permisividad y la afirmación. (…) A causa de su positividad, el violento poder de lo igual resulta invisible. La proliferación de lo igual se hace pasar por crecimiento. Pero a partir de un determinado momento, la producción ya no es productiva, sino destructiva; la información ya no es informativa, sino deformadora; la comunicación no es comunicativa, sino meramente acumulativa. (…) El terror de lo igual alcanza hoy todos los ámbitos vitales. Viajamos por todos lados sin tener ninguna experiencia. Uno se entera de todo sin adquirir ningún conocimiento. Se ansían vivencias y estímulos con los que, sin embargo, uno se queda siempre igual a sí mismo. (…) La interconexión digital total y la comunicación total no facilitan el encuentro con otros. Más bien sirven para encontrar personas iguales y que piensan igual, haciéndonos pasar de largo ante los desconocidos y quienes son distintos, y se encargan de que nuestro horizonte de experiencias se vuelva cada vez más estrecho. (…) Lo que constituye la experiencia en un sentido enfático es (…) la transformación.”  1

 

Aunque la expulsión de lo distinto de la que habla Byung-Chul Han es aplicable a cualquier aspecto de la sociedad actual, me interesa particularmente hablarlo en relación con los destilados de agave, desde su modo de cultivo, como los nombramos hasta su consumo, puesto que su característica principal es la diversidad, pero al ser productos campesinos al llegar a mercados externos se ha ido deformando cada vez más la expectativa con respecto a los mezcales. 

 

El mercado y la manera en que consumimos reducen estas bebidas complejas a un mero producto que está disponible 24/7 sin descanso. El monocultivo ha reemplazado prácticas tradicionales en muchos lugares debido a que se le ve como un lugar de producción (o explotación) de bienes de consumo en las ciudades y gran cantidad de cultivos han sido desplazados por otros más redituables, como es el caso de los aguacates y las berries en el sur de Jalisco. El campo también se ha convertido en una víctima de la productividad. Con el acceso a la información y la globalización, el gusto también se ha ido homogenizando, en gran parte debido a la mercadotecnia que abre mercados y ofrece cultura diluida a través de frases cortas que generan deseo hacia algo desconocido con un discurso de ayudar a comunidades “donde no hay señal telefónica”.  *La promesa de progreso ha entrado a esta sala de chat*. El paisaje se ha modificado para dar lugar a cultivos redituables y desalojado a la vegetación propia de la región por no tener un valor económico. El valor económico es la igualación del fin. 

 

El mezcal proviene de una gran cantidad de territorios y culturas y se produce en contextos muy distintos, con herramientas que históricamente se han destinado a un uso específico. Los agaves crecen en ecosistemas muy distintos y todas estas variables dan como resultado un destilado único. Lo que ahora conocemos como gusto histórico es algo con lo que crecen los habitantes de las regiones productoras de mezcal y que, también se ha buscado estandarizar. El peor insulto que se le puede hacer a un mezcal es llamarlo un “tequila ahumado” porque es la definición más burda pero entendible para la mayoría y eso desató un deseo desmedido hacia los mezcales, las marcas empezaron a darle al cliente (desinformado) lo que pide y entonces se produce una desinformación masiva de la idea del mezcal. No comprender los ritmos de los agaves y su transformación es no entender el mezcal. Exigir producciones masivas para que puedan alcanzar los rincones más alejados del mundo es no entender el mezcal. Y muchas veces quien se jacta de entenderlo cae en el otro extremo de consumidor: quien lo sobre exotiza y busca obtener lo más raro y más exclusivo que, nos regresa a la desconexión y se vuelve un consumible elitista. 

 

Los mezcales tradicionales aún son diversos y, aunque se piense lo contrario, pueden no ser del gusto de toda la gente y eso está bien, a pesar de que ahora se trata de complacer a todo el mundo, el otro como misterio ofrece una posibilidad de crecimiento que lo homogéneo no. Y si tanto buscamos una experiencia, abordarla desde la curiosidad y explorar lo que nos llama siempre será más enriquecedor que las experiencias prediseñadas y aprobadas por influencers.

 

1 Byung-Chul Han la expulsión de lo distinto

© 2020 MEZONTE. Todos los derechos reservados

MEZONTE